martes, 15 de diciembre de 2015

Analizando un poco acerca de las RMA (Revolución de Asuntos Militares)

1. Las revoluciones no esperan por ningún hombre, quienes son menos adaptables a ellas dolorosamente sufrirán las consecuencias no obstante quienes son más flexibles y adaptables. Idea que corrobora la publicidad realizada por el sistema de la escuela del ejército en relación al desarrollo de los nuevos líderes de la nueva era.
Aquí recurro más al término de reciliencia, que no es otra cosa que sobrevivir a escenarios cambiantes y adversos con una elevada dosis de flexibilidad. Esta rápida respuesta y adaptación a sistemas de última generación en el ámbito tecnológico, y sistemas que son parte de instituciones vanguardistas, demandan manos competentes y que se adapten de la mejor manera a sus procesos.

2. Los que viven por la revolución militar bien podrían morir por ella, y con el tiempo, la competencia los alcanzará. Esta segunda afirmación nos explica cuán lejos se puede llegar con una revolución, obviamente sin descuidar la idea de que quienes son más flexibles para adaptarse al cambio, incluso los mismos adversarios, podrían llegar aún más lejos. Los cambios no son el último paso en dar, ni el primero.
Considero no estar mayormente de acuerdo con esta opción, pues si de acciones quijotescas hablamos, la mayor parte de los soñadores se encuentran en los cementerios. Dicho de otra forma, en gran medida, y se ha corroborado en casi toda la historia de la humanidad; las revoluciones, no siempre comentan por aquello que fueron implementadas. Las causas se apoyan en instituciones extractivas para favorecer a pocos en su gran mayoría, mientras que las revoluciones exitosas logran en el tiempo estructurar instituciones de carácter inclusivo en el que la gran mayoría resulta beneficiado. Por lo tanto, muy poco entraría en juego la flexibilidad a adaptarse a sistemas, menos aquellos, producto de una revolución.

3. El predominio en una zona de guerra inspira a otros para poner en marcha su revolución en su propia zona. Dicho planteamiento nos hace pensar en la innovación como respuesta a los cambios revolucionarios durante la competición. Stephenson nombra como ejemplo el cambio de las débiles fuerzas de Al-Qaeda, quienes adaptándose al cambio y siendo flexibles, cambiaron sus objetivos hacia el ejército de Estados Unidos. La innovación en el mundo de la guerra es lo único que no debe cambiar para poder mantener su constancia y eficacia.
Realismo ofensivo requiere de contrapesos, por ello, no solo las grandes potencias tienen ese derecho ganado. Muchos de los conflictos en el mundo son asimétricos, lo que implica que hay goliats y davids buscando protagonismo en el tablero. Además, las células terroristas, grupos insurgentes y bandas criminales son las que más han explotados los factores en lo referente a RAM. Su misma supervivencia depende de su elevada flexibilidad y resistencia.

4. Incluso antes de que madure en el campo de batalla, una revolución puede generar una "contra-revolución", lo que quiere decir que no se debe correr el riesgo de perder el tiempo por prudencia o esperando a ver si la estrategia planteada por el equipo adversario funciona. Los equipos de investigación y desarrollo, justo después de los anuncios de nuevos programas de armas, deberían comenzar a desarrollar nuevas contramedidas.
Esto dependerá en donde se encuentran las raíces de la revolución. Es muy cierto que un margen de acción podría marcar la diferencia como factor sorpresa o en el “tempo operacional”. No obstante, todo el esfuerzo posterior a una revolución debe ser empleado en reconstruir las bases de las nuevas estructuras y sistemas. Por ello, considero que ésta aseveración no tiene mayor incidencia, pues, esta dialéctica es parte del proceso en sí, y una contra revolución, per sé, abarca aspectos de medidas y contramedidas al adversario, amenaza, riesgos, o factor crítico a cambiar.

5. Nosotros guiamos la revolución en asuntos militares; conducimos las revoluciones militares. Lo que quiere decir que nosotros guiamos el curso de la guerra, nosotros somos quien conduciremos los dramáticos cambios en la sociedad incluso cuando estos están fuera de nuestro control. Un ejemplo brillante presentado por el autor es que la misma fuerza del nacionalismo y el espíritu de reforma que hicieron los ejércitos de Napoleón tan formidables, fue lo que inspiró a sus propios enemigos, provocando un cambio drástico en la sociedad. En pocas palabras este punto podría resumirse en que no hay tiempo para cerrar los ojos para disfrutar de la victoria.
Dentro del rol que juegan las revoluciones exitosas, entre otros, los líderes son quienes llevan en sus hombros el centro de gravedad. Sin embargo, de manera simbiótica, la nación genera esa reacción o acción. Esta interrelación, no menoscabo bajo ningún aspectos todos aquellos ideales que se han ido plasmando conforme avanza la revolución. Aquí entran en escena todos los factores, positivos y negativos, y todos aquellos que la produjeron. Ergo, no se podría apuntalar sólo a estos factores, pues, la historia lo ha demostrado, que las revoluciones, al menos hoy en día, son interdependientes de muchos factores. Lo que sucede en Grecia, en mayor o menos medida, impacta en los bolsillos de todo el mundo, directa o indirectamente. Otro ejemplo, bastante de moda, es el empleo de los drones, situación que ha impactado en todo el mundo, no solo en las ramas militares sino su empleo en muchos ámbitos.

6. No todas las revoluciones militares están basadas en la tecnología, ésta se complementa con el espíritu revolucionario, liderazgo innovador y organización táctica flexible. La diferencia está en el 'software' de innovación militar tanto como en el del armamento; centrándose sólo en uno de estos dos elementos podría llegar a cegar al mundo en otras tendencias.
La doctrina de empleo, sumado a excelentes programas forman sistemas modernos y efectivos. A este concepto se debe agregar el conocimiento de ejecución que tengan los operadores, y a ésto, la experticia de los mandos medios y niveles de comando o gerencia. Toda esta cadena del liderazgo o management, tampoco asegura un éxito en el RMA, la que de hecho, tendría un impacto esperado, siempre y cuando existan sistemas paralelos que aseguren dicha efectividad, que no serían otra cosa que sistemas de control minimización de riesgos, como el aseguramiento de la calidad. Controles que a la postre, no sólo que aseguran el éxito de un RMA, sino lo más importante, perennidad la revolución en tiempo y espacio.







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